Tras el corto pero intenso viaje a la Rioja os dejamos aquí un pequeño resumen de él con los vinos catados y una pocas fotos.
El viaje ha sido una experiencia fantástica y destacar la grandiosa visita a las bodegas R. López de Heredia Viña Tondonia que finalizo con una cata IRREPETIBLE de la que disfrutamos todos al máximo, ya lo veréis y os tirareis de los pelos los que no habéis venido.
Gracias a todos los compañeros de viaje y una vez más gracias a Luis por organizar y pelearse con las bodegas, sé de lo que hablo.
La primera visita del Sábado por la mañana fue Roda, atendidos por Vega Angulo que fue muy amable y gracias a su amplio conocimiento de lo que hablaba la visita se hizo muy interesante, amena y divulgativa.
Gracias a todos los compañeros de viaje y una vez más gracias a Luis por organizar y pelearse con las bodegas, sé de lo que hablo.
La primera visita del Sábado por la mañana fue Roda, atendidos por Vega Angulo que fue muy amable y gracias a su amplio conocimiento de lo que hablaba la visita se hizo muy interesante, amena y divulgativa.
Una bodega de corte moderno en sus instalaciones y en el concepto del vino de Rioja.
Los vinos que catamos tras la visita a la bodega fueron:
Roda I 1994
Roda I 1995
Roda I 1999
Roda I 2001
Roda I 2005
Y dos muestras del 2008 que todavía están en decisión si serán parte del Roda I o del Roda, y fueron de los pagos Altos y Casa.
Tras comer en Haro en el restaurante Beethoven II, nos dirigimos a la Bodega López de Heredia nuevamente en el Barrio de la Estación de Haro.
Nos recibe Mercedes López de Heredia, enóloga de la bodega y continuadora del legado del fundador Don Rafael López de Heredia. Mercedes, mujer de verbo fluido y con gran amor por lo que hace y como lo hace, nos inunda de sus conocimientos de cada uno de los procesos por donde pasa el vino hasta ser lo es, y el cómo y el porqué sus vinos envejecen con un carácter tan especial y único. Destacar el espacio de la tonelería, donde aprendimos como se fabrica o repara una barrica.
Tras 3 horas de visita a la bodega, tenemos el privilegio de hacer la cata en el cementerio de botellas de la bodega, donde los vinos más únicos esperan tranquilamente ser bebidos por algún gran amante del vino.
La irrepetible cata consistió en:
Tondonia Reserva Blanco 1990
Tondonia Gran Reserva Blanco 1987
Tondonia Gran Reserva 1981
Bosconia Gran Reserva 1981
Tondonia Gran Reserva 1980
Tondonia Gran Reserva 1978
Bosconia Gran Reserva 1978
Tondonia Gran Reserva 1976
Bosconia Gran Reserva 1976
Tondonia Gran Reserva 1970
Bosconia Gran Reserva 1970
Cada uno con su personalidad, unos más envejecidos con más terciarios, otros más frutales, pero todos enteros, ninguno con exceso de envejecimiento, ni degradaciones desagradables.
Una muestra de personalidad de la que cada vez menos se ve por España, gusten o no estos vinos son únicos, y como ya he dicho disfrutar de esta cata ha sido una experiencia irrepetible.
El domingo tras un descanso bien merecido, nos dirigimos de nuevo al Barrio de la Estación, esta vez a C.V.N.E., conocidos como Cune.
Al ser domingo la bodega esta inactiva y la visita a la bodega es más turística que técnica, pero aun así fue muy agradable.
La cata concertada que nos preparo nuestro director junto al personal de la bodega, la realizamos en un rincón magnifico. Estabamos como en casa, una mesa bien preparada, entorno agradable rodeados de libros antiguos y recuerdos de la historia de esta centenaria bodega.
La cata concertada que nos preparo nuestro director junto al personal de la bodega, la realizamos en un rincón magnifico. Estabamos como en casa, una mesa bien preparada, entorno agradable rodeados de libros antiguos y recuerdos de la historia de esta centenaria bodega.
Imperial Reserva 1994
Imperial Gran Reserva 1995
Imperial Gran Reserva 1998
Imperial Reserva 2001
El carácter de los clásicos de Rioja aunque se nota cierto toque más moderno cuanto más avanzan las añadas, ¿o será el cambio climático?.
Tras Cune, nos dirigimos a Briones, donde visitamos el museo Dinastía Vivancos.
Majestuoso museo imprescindible visitar para los amantes de la cultura del vino, magníficas instalaciones en la que se necesitan más de dos horas para ver detenidamente.
Comemos en el mismo museo, con unas agradables vistas a la monumental Villa de Briones y después vuelta a casa.
Comemos en el mismo museo, con unas agradables vistas a la monumental Villa de Briones y después vuelta a casa.
Un gran fin de semana con amigos y buen vino, ¿qué más se puede pedir?...
Saludos
Alberto
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